Para nadie es un secreto que los precios de casi todo está por las nubes, en muchos lugares se escucha que a causa de la escasez de barcos y de contenedores, la materia prima que se usa en la mayoría de productos está más costosa, por ende aumentan los precios en los mercados al público, la industria automotriz no se queda por fuera, hay escasez de vehículos, los cero kilómetros subieron de precio y ya no hay promociones, de hecho, la gente está pagando su carro por anticipado y bajo la promesa de entrega de hasta seis meses de espera; a eso también se debe sumar que no solo son los gastos de la compra, se suman otros gastos como los seguros, los mantenimientos programados y el costo del combustible.
Scrap Car Comparison realizó un estudio en el que reunió todos los costos como los ya mencionados (mantenimiento, reparaciones, el combustible y los seguros), con estos datos, publicó un listado de los 10 países más costosos y los 10 más baratos para esta compra.
La lista de los países más caros para tener carro:
- Turquía
- Argentina
- Colombia
- Uruguay
- Brasil
- Ucrania
- Guatemala
- Rusia
- México
- Costa Rica
Ahora, comprendiendo que en nuestro país, comprar y mantener un vehículo se ha convertido en un gasto costoso, revisemos las ventajas del renting frente a la comprar de activos para las empresas:
Liberación de labores administrativas y confianza:
Ser dueño de un bien, en este caso un vehículo o flota de vehículos, significa un gasto al gestionar el activo, tener control del presupuesto y hacer seguimiento al estado mecánico y legal del mismo.
Esto se traduce en que el renting, conlleva formalidad y confianza en el servicio, lo que evita, precisamente, la informalidad a la que se es vulnerable cuando una persona o empresa, dueña de un activo, tiene que buscar y elegir proveedores, talleres o mecánicos con todo lo que esto implica.
La empresa de renting asume el mantenimiento:
Al comprar, además del pago del bien, debes asumir todos los pequeños y grandes gastos asociados al mantenimiento y responder ante las obligaciones tributarias, lo que implica un impacto directo al patrimonio.
Y como beneficio adicional, la empresa al final del periodo de arrendamiento, decide si compra los activos o los renueva.